martes, 29 de abril de 2008

Critica "El túnel" E. Sábato 1º medio

EL TUNEL
Se trata de una novela de estructura psicológica que presenta en el personaje de María Iribarne, la comprensión de la totalidad y el absoluto a la vez que las zonas ocultas de misterio que impulsarán a Juan Pablo Castel a asesinarla. El pintor, al dar forma a su obsesión interna, debe renunciar a cualquier otra opción, en un proceso a la vez constructivo y destructivo que centrará el análisis de las motivaciones del crimen. Obra esencial de Ernesto Sábato, El túnel nos entrega los elementos básicos de su visión metafísica del existencialismo. Tras su publicación en 1948, Sábato logró el reconocimiento internacional al recibir elogios de personalidades del mundo como Thomas Mann y Albert Camus. El túnel, una historia sobre la incomunicación y sobre la conversión del amor en odio, es una novela fácil de leer, que se puede considerar policíaca, aunque no de misterio; desde el principio sabemos quién es la víctima y quién el asesino. Pese a la amargura y el pesimismo que recorre toda la trágica historia, Sábato deja también espacio para la ironía. El Túnel de Ernesto Sábato es la primera parte de una trilogía de novelas que además incluye Héroes y Tumbas (traducida inicialmente al francés bajo el título de Alejandra) y Abaddón el Exterminador (traducida como l´Ange des ténèbres). Cuando la novela El Túnel se publicó en Francia en 1956, fue saludada por Albert Camus y Graham Greene. Cuando apareció en Argentina, su país de origen, Sábato contaba 37 años; escuchémoslo evocar sus años de formación: “Me formé en la época en que Borges ya era un escritor importante. Por la misma época en que había un escritor menos conocido, aunque de otra procedencia, Roberto Arlt, mezcla de Dostoievsky y de Paul de Kock. Era un existencialista “hors de lettre”, un escritor excéntrico que se había formado a partir de traducciones indirectas de clásicos europeos; un escritor de una fuerza excepcional, célebre por sus crónicas negras y sus reportajes sobre el mundo del fútbol... Mi literatura nace, por tanto, de una cierta hibridación entre esas dos corrientes : la de los “escritores aristocráticos” de la Revista Sur y la de los escritores conocidos como populares, como Arlt.” El Túnel es la historia de un asesinato, cuya intriga eventual, propia a las mil maravillas de un aficionado a novelas policíacas, desaparece desde la primera línea de la obra : “Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne ; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.” La novela plantea sin rodeos el problema de la felicidad en el Mal, problema que ni siquiera está incluido, por un gesto de recatada moralidad, en el infierno de esos autores enfermos o neuróticos que los finales del siglo XIX salpicaba con tolerancia de gusto decadente, para resarcirlos de su frenesí. A lo sumo esa felicidad prohíbe nuestro asombro y, dado que ya sólo es un cliché literario, en adelante resulta muy inadecuada para evaluar la profundidad de la melancolía en la que nos hundimos y para revelarnos como insoportable esta bajeza, no obstante lo escandalosa: maté y soy feliz. Así pues, el libro de Sábato tiene el mérito de exponer de nuevo, lo que no puede ser, es decir, lo prohibido de un goce y de una paz sádica o, más bien, infernales, mientras que el reino donde encuentra refugio el asesino de nuestra novela ya no sólo es terrenal, sino sobrenatural; reino que, suponemos, es el Infierno. Reclusión final, la de la cárcel que de seguro castiga al asesino, pero también encierro que inevitablemente prepara su prisión en el minuto mismo en que Castel ve a la que va a convertirse en su amada, completamente muda ante uno de los cuadros del pintor que representa, en su borde superior izquierdo, a una joven que mira el mar y que es la imagen invertida de la primera. Pero, ante todo, encerramiento que es el de los celos. Juan Pablo Castel mató a quien amaba, pero sufrió indescriptiblemente al no poder aplacar, en su conciencia, las dudas que le asaltaban, como: “-¿en realidad quién es esa joven que un día de exposición de sus lienzos se detiene ante una pintura del maestro que nadie, salvo ella – y sobre todo los estúpidos críticos, que definitivamente nada comprenden – parece haber comprendido realmente? Además ¿cómo admitir que esa mujer parece gozar de una experiencia muy vieja, infinita e indecente, cuando ella no alcanza a tener ni los treinta?...Y ¿cómo asegurarse, radical y definitivamente, de que María Iribarne únicamente ama a un solo hombre, el pintor Juan Pablo Castel, cuando merodean a su alrededor algunos fantasmas masculinos…-“ Como en Macbeth de Shakespeare, ninguna voz responde a las dudas angustiosas del personaje que quedan sin respuesta, y uno entiende que en ello reside lo demoníaco: no en la incomprensión que aleja a ambos amantes, rutinario silencio de dos almas contra el cual, en efecto, a veces se dirige el crimen como un acto trágico y miserable, sino en la ronda loca de las sospechas que torturan a Castel y, ante todo, en el hecho, esta vez realmente trágico, de que el pintor es perfectamente consciente del gesto o de la palabra minúsculas que debe hacer o decir para que todo se ponga en orden. Pero no hay nada que hacer... La inevitable percepción de un enlace de circunstancias, de la intrusión de un dramático – en el sentido propio del término – sentimiento de reclusión, absurdo desvelo, que llevará al pintor hasta la locura de un crimen sin duda gratuito. Esta gratuidad del crimen quizás parezca la consecuencia final de la crisis pasional. Para quien abra El Túnel, el crimen ya está ahí, absolutamente soberano, antes de haber sido cometido; y también el absurdo, ese Mal sin rostro y el Infierno que es la sanción, igualmente absurda, pues el pintor Castel ya es la víctima de una soledad sin remedio. Sábato, en esta primera novela, adopta una vía intermedia; pues si bien es cierto que el narrador ya es prisionero de su crimen, convencido de su maldad como el repugnante personaje de las Memorias del subsuelo de Dostoievsky, también es cierto que cuando decide escribir una relación de esos acontecimientos sólo intenta exponer sus gestos, no explicarlos. Impulsado por una débil esperanza escribe “...que alguna persona llegue a entenderme. Aunque solo sea una sola persona.” En las otras dos novelas de Sábato, ni la explicación, ni siquiera el intento de una mera exposición, serán consideradas inútiles. Dividido entre la consciencia de su propia miseria y la del absurdo de un mundo carente de bondad providencial, el error sorprendente será, para el narrador de El Túnel, creer que el crimen es la única posibilidad abierta y extraordinariamente tentadora de lograr una comunión y una simple comunicación con la joven misteriosa: “Existió una persona que podría entenderme, así escribe Castel; pero fue, precisamente, la persona que maté.” En un mundo entregado al Mal, el asesinato es la única posibilidad que tienen dos seres de encontrarse y de unirse. Castel mismo sólo puede intentar redactar su historia y relatar su crimen que ni siquiera sirve como redención, mientras que reconoce ser presa, a la vez, de un sentimiento de infinita soledad y de un insensato orgullo. Es este mismo sentimiento de infinita soledad el que cierra la novela, tras el fracaso evidente del intento del narrador. Prisionero de su cárcel el pintor confiesa que su pintura no es comprendida, y jamás lo será, pues únicamente ha habido un solo ser que lo ha conseguido y a este ser, él le dio muerte. Finalmente, incomprendido y deseando quedarse, el narrador se entrega definitivamente al hermetismo demoníaco del cual hablaba Kierkegaard, no queriendo la piedad de nadie, ni deseando ya nunca la posibilidad de que un diálogo, así se rompa pronto, venga a liberarlo de los muros de su infierno.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Hola!!! Profe le escribo este comenari porque bueno ... usted dijo que nuestroi medio de comunicacion iba a ser este y como el liceo esta tomado....
Buenon yo falte el dia juves 22 del presente producto del mal tiempo ya ke el dia martes asisti y lleve muy mojada a mi casa y la ropa no se seeco.
Mi pregunta es a los alñumnos que flatamos cuando noc va ha ser la prueba del libro " LA TRAGUA" estoy preocupada por eso.
Y lo otro nos va a mandar por medio del blog las guias y tares???
Gracias espero me responda lo ante sposibles se despide:

Dominic Sepulveda 2ºC

Lenguaje y Comunicación dijo...

las pruebas atrasadas las voy a tomar todas juntas en un día que fijaremos....


Por lo pronto...las guías son las del textop expositivo que ustedes ya tienen y que después va hacer evaluado en la coef 2. Un beso

Anónimo dijo...

el tunel es de 2º medio ¬¬

Camila Dávila dijo...

Muy buena su critica, muchas gracias por haberla publicado.

Anónimo dijo...

Gracias por la critica, ya habia leído los ensayos de Sabato, pero recién me he aventurado con sus novelas, por lo que esta critica será un valioso aporte para mi segunda lectura de "El Túnel".